Es bastante difícil medir ciertas cualidades, habilidades y conocimientos a través de pruebas objetivas tan cerradas como el típico examen o control; ante esta problemática y la obligación de medir el aprendizaje del alumnado, surgen dos dudas: la legitimidad de hacer la medición a través de un número dentro de una escala, y, tras aceptar las grandes limitaciones de nuestro sistema escolar y del sistema de evaluación (que bien puede mejorarse y adaptarse a las etapas de desarrollo de una forma mucho más adecuada), debatir metodologías y marcos didácticos que posibiliten una cuantificación de todos los aspectos abordados en el aula y de todas las potencialidades de cada alumno y alumna complementado, por supuesto, por una retroalimentación y comunicación docente-alumna/o constante y transparente. De lo contrario, lo que nos espera es educar cotorras acríticas y con una memoria bastante mediocre ;-)
Via
Gumersindo Fernández,
Nuri Font